El atardecer siempre nos cautiva, unas veces mas y otras menos, pero siempre hay un hueco en nuestro pensamiento para él. Hoy tenemos el placer de deleitarnos con este atardecer dorado, donde el sol se esconde rápidamente al ser consciente de que estamos en otoño, mientras el Río Ebro nos refleja su luz de oro entre el contraluz de sus puentes. Un momento estupendo para quedarnos hipnotizados... Feliz miércoles!
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