Con esta impactante fotografía comenzamos el miércoles. En ella vemos un pequeño y solitario perro con cara de tristeza junto al Río Ebro durante la última crecida. Cuando lo vi, rápidamente pensé en una escena de masacre, desolación, cataclismo... así que no dude un segundo en captar esas sensaciones. El perro acurrucado entre los fríos y húmedos matojos, el Ebro lleno de basura y con un color desagradable, un cielo grisáceo que escupía algún mísero rayo de sol... Por suerte, el perro en cuanto me vio se alejó de la orilla del Ebro colocándose en un lugar mas seguro.
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